miércoles, 8 de abril de 2015

Las torturas de la Inquisición.

La Inquisición española dejó a su paso miles de personas torturadas y asesinadas, la excusa utilizada era eliminar cualquier vestigio de herejía dentro de la sociedad católica.

La Santa Inquisición fue una institución fundada en el año 1184, aunque no fue sino hasta el año 1478 cuando se expandió por varias regiones y comenzó a conocerse como “La Inquisición española”.

La finalidad de esta institución era eliminar la herejía  dentro del seno de la sociedad católica. Sin embargo, más temprano que tarde, se volvió un instrumento de opresión y tortura sin control. En la búsqueda de brujas y hechiceros, la Santa Inquisición torturó y asesinó a miles de personas.

Las torturas de la Inquisición


Las principales víctimas de la Inquisición eran las personas acusadas de brujas, hechiceros, homosexuales, blasfemos y herejes, es decir, todo aquel que según ellos negase públicamente la fe católica como su religión.
Algunas de las torturas más comunes utilizadas por el tribunal eclesiástico eran:
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-El acusado era acostado en una tabla, se le amarraba una cuerda a cada una de sus extremidades, dichas cuerdas eran tensadas poco a poco, en muchas ocasiones se dislocaban los brazos y piernas por medio de esta tortura.

-A las personas, especialmente mujeres, que era acusadas y encontradas culpables de brujería eran quemadas vivas, de esa forma (según sus ideas) se purificaba el espíritu.
-También se solía colocar al acusado un embudo en la boca mientras el torturador le hacía ingerir sin control grandes cantidades de agua hasta ahogarlo.
-La bota. Este invento de tortura constaba de unas maderas que se sujetaban en las pantorrillas del acusado y mediante un torniquete eran tensadas hasta que después de largas horas de agonía se fracturaban los huesos.
-Otro método muy utilizado era el de atravesar las uñas con agujas o en su defecto arrancar las uñas con una pinza especial.
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-Uno de los actos más perversos era el denominado “la cabra”. Consistía en mojar los pies  del acusado con agua salada, posteriormente una cabra lamía sus pies constantemente con su áspera lengua hasta el punto de desollarle la piel y llegar casi hasta el hueso. Luego la persona era trasladada a su celda, en donde probablemente moriría más tarde a causa de las infecciones contraídas mediante este tipo de tortura.

-El acusado también podía ser quemado, especialmente en las zonas más sensibles de su cuerpo, para lograr este cometido se colocaban carbones calientes directamente sobre la piel.
-Otro método bastante popular era el de amarrar las muñecas del acusado y mediante un polea elevarlo del piso hasta dos metros, luego era soltado violentamente y una vez más lo volvían a elevar.
La mayoría de estas técnicas de torturas eran repetidas una y otra vez, hasta que finalmente la persona completamente agotada y adolorida confesara los crímenes que se le estaban imputando.

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